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Cultura en movimiento
Asteroid city: buscarle el sentido a lo absurdo
Por: Laura Manuela Cano Loaiza

En 2021, con el estreno de La Crónica francesa, muchos llegamos a pensar que esa era la película de Wes Anderson más “wesandersoniana” posible, con su característica estética llevada al extremo, su multitud de personajes, el ritmo de los diálogos y los elementos absurdos en las historias que narra. ¿Qué podría venir después en la filmografía del director? ¿un cambio en el aspecto de sus películas? ¿Una exploración de otras estructuras narrativas? ¿Más animación? La respuesta es Asteroid city, una fantasía de 105 minutos de duración repleta de colores saturados, personajes extraños, situaciones absurdas y algo de existencialismo.
Protagonizada por Jason Schwartzman y Scarlett Johansson, la película nos transporta a Asteroid city, una ciudad ficticia en medio del desierto donde jóvenes de todo Estados Unidos y sus padres se reúnen para participar en una convención de observación astronómica juvenil, durante la cual viven un suceso que cambiará el mundo. Al menos eso es lo que dice la sinopsis. En realidad, el film es una matrioska de historias que exploran algo mucho más profundo de lo que plantea esta descripción. [spoilers] Los eventos en la convención en realidad hacen parte de una obra de teatro creada por el escritor Conrad Earp (Edward Norton) y dirigida por Schubert Green (Adrien Brody), cuyos procesos a su vez son narrados en un programa de televisión.
A nivel técnico, la cinta presenta, como es de esperar, todos los elementos clásicos de las películas de Wes Anderson: una paleta de colores poco convencional, un diseño de producción divertido, y la fotografía calculada y simétrica del cineasta. El elenco de actores está compuesto por algunas caras nuevas y varios de sus colaboradores habituales, que se adaptan sin problema a los diálogos cargados y rostros inexpresivos que exige el director.
La novedad está, sobre todo, en la historia. El absurdo habitual en las películas de Wes alcanza un nuevo nivel en esta narración, que muy fácilmente puede hacer confundir al espectador. A pesar de que aborda las historias de los distintos personajes, que no son pocas, la narración, que va intercalando los tres niveles narrativos (e incluso haciendo que interactúen), hace que ninguna de las subtramas sea completamente protagonista, ni siquiera la que aparenta serlo. La película trata, sobre todo, de la falta de sentido, como lo dicen explícitamente dos personajes en uno de los diálogos más impactantes:
−Sigo sin entender la obra.
−Eso no importa. Tú sigue contando la historia.
Los personajes se encuentran, de una forma u otra, en una crisis existencial o en una búsqueda de sí mismos mientras intentan encontrarle sentido a la bizarra situación en la que están envueltos en Asteroid city o a la obra misma. Desde el duelo, el amor, la crisis de la mediana edad, la paternidad, la juventud, el miedo, la creación, todos se enfrentan a ese absurdo que es reforzado por el sinsentido recurrente en la película. Este tono existencial, aunque no es nuevo para el director, nunca se había manifestado con tanta vehemencia como en esta obra que dividió al público entre quienes la disfrutamos y quienes la valoran como innecesariamente compleja y arrogante.
Aunque la película me encantó, debo admitir que no la entendí apenas salí del cine. Estaba segura de que tenía un significado, que el autor claramente quería decir algo, pero me costaba descubrir qué. Escribiendo esta reseña me doy cuenta, al igual que el personaje de Jason Schwarztman, que tal vez el significado es que no hay uno y el sentimiento que genera prima sobre su sentido.