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CUERPO, MONSTRUO Y DIVERSIDAD 
Por:
Sara Palacios Gómez

Imagen tomada de Filmaffinity

¿El humano tiende a la máquina o la máquina al humano? 
Podría argumentar que las invenciones del humano y la relación con su propio cuerpo tienen una correlación directa y un mismo valor una sobre la otra, pues las personas buscan darle forma al mundo que habitan a partir de sus propios sentidos, experiencias, y del mismo modo pretenden entender su cuerpo desde las invenciones que potencializan las habilidades humanas. 
Un ejemplo claro de esto se da a partir de las metáforas maquínicas, en donde se ve como el humano busca darle sentido a su mundo y a su propio funcionamiento desde los descubrimientos como la hidráulica,la máquina, la electricidad y finalmente la tecnología; el hombre se adapta al mundo que construye pero al mismo tiempo ese imaginario colectivo es construido para el hombre. 
En este sentido, y con relación a esta metáfora (el hombre como ordenador digital) podría afirmarse que se ha materializado rápidamente; los avances tecnológicos se han usado no solo para potenciarse como seres humanos, sino que también se han convertido en una extensión de lo que lo somos, y de algún modo es una manera en la que buscamos inmortalizarnos, exteriorizar nuestra memorias a través de los diferentes aparatos tecnológicos es una forma desesperada del humano de afrontar su relación con el tiempo y por consiguiente con la vejez y el deterioro de la corporalidad. 
Este tema nos lleva a la pregunta de qué tanto el cuerpo forma parte de nuestra identidad y de si en algún momento podremos condensar la consciencia humana en algo externo y de ese modo hacer de la vida algo eterno. 
Los universos distópicos nos plantean escenarios que nos permiten imaginarnos en esas condiciones y las artes se preguntan cómo luciría un mundo con estas características, cómo sería su narrativa. De este modo TITANE(2021), película dirigida por Julia Ducournau, en un inicio nos propone una representación de cyborg en tanto Alexia, la protagonista, tras un accidente automovilístico debe implantarse una placa de titanio en la cabeza, esto causa que ella desarrolle empatía con los automóviles y un repudio a los seres humanos.

Imagen tomada de Filmaffinity

Alexia representa las diferentes relaciones que puede tener con la corporalidad, su indiferencia hacia las personas la lleva a cometer asesinatos en donde se pone en diálogo el crímen y el cuerpo, pues sus actos son violentos y denigran evidentemente la integridad del otro. 
La forma en que la protagonista se relaciona con su propio cuerpo y como los otros interactúan con él también deja muchas hipótesis sobre las concepciones que se pueden tener alrededor de esta temática, su profesión de stripper posiciona su cuerpo como objeto de deseo y de trabajo, esto marca un contraste en su forma de relacionarse con el mundo, el cual es a través de la violencia y la sexualidad. 
Titane trasciende los límites del body horror (subgénero del cine que muestra alteraciones grotescas, psicológicas o físicas, del humano), en el momento en que Alexia tiene relaciones sexuales con un auto y queda embarazada, en este punto la película cuestiona una de las simbologías más grandes en la sociedad: “ la madre”, la mujer como simbólo de la procreación, la maternidad vista desde un punto grotesco, inhumano, doloroso, molesto y desagradable; pero, ¿qué tanto se sale esto de la experencia real de las mujeres? y cómo pone en diálogo algo tan humano y orgánico como la procreación y al mismo tiempo algo tan distópico y maquínico como lo son las tecnologías ? ¿o precisamente qué tan humana es una máquina y qué tan humana puede ser la relación que tengamos con ellas? 
El embarazo y la huida de Alexia por los asesinatos cometidos la llevan a hacerse pasar por Adrien, un jóven desaparecido hace diez años, aquí vemos cómo se enfrentan las concepciones sobre la identidad de género, pues ahora Alexia experimenta la masculinidad al mismo tiempo en que lleva y oculta un embarazo, por lo que surgen cuestionamientos acerca de lo que representa ser mujer y hombre en el mundo contemporáneo, pues, ¿cómo luce un cuerpo femenino o masculino? ¿Cuáles son los verdaderos parámetros para diferenciarlos? La sociedad actual borras los límites que fueron construidos y empieza a considerar y darle valor al ser en sí mismo por encima de su identidad de género. 
A esto que menciono podría sumarse el hecho de que Alexia es un cyborg por lo que las preguntas sobre la sexualidad también van dirigidas en este sentido; ¿Cuál es el género de Alexia, Adrien o del bebé que espera tras ser preñada por un automóvil? si las identidades de género son narrativas sociales susceptibles de ser demolidas, transformadas, intervenidas o adaptables a su entorno, debe ser posible construir formas de humanidad, lazos familiares y comunicación por encima de los constructos artificiales y contingentes que sostienen la sociedad que habitamos y que, por otra parte, se está desmoronando. 
Titane es una película muy física, muy corporal. Cuerpos metálicos, fríos e insensibles; cuerpos heridos y marcados por los golpes de la vida; cuerpos rotos que albergan mentes rotas; cuerpos esculpidos, vibrantes y sexualizados; cuerpos que no se pueden recuperar; cuerpos con huesos rotos que son colocados en su sitio; cuerpos que tienen sexo; cuerpos que bailan; La fisicidad de todos estos cuerpos traspasa la pantalla, expone la ausencia y la pregunta hacia el abismo de unos cuerpos desconocidos y grotescos. 
Todo esto me lleva a poner en diálogo perspectivas y relaciones que tenemos con el cuerpo actual, parece que el humano en medio de sus procesos se empecina en separar su conciencia (alma) de su cuerpo, o por el contrario pretende vincularse a tal punto en que pierde sus cualidades más humanas. Entonces, ¿el humano tiende a la máquina o la máquina al humano?

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