
NÓMADA
Cultura en movimiento
¡Nos vemos en la 49, de Buenos Aires!
Por: Gibelly Agudelo

Medellín, una ciudad donde el concepto de panadería ha ido más allá de vender panes, tanto que puedes encontrar cerveza, almuerzos, helados, pollo, mecato y hasta comida rápida. Un lugar donde es tan raro ver negocios cerrados, que de lunes a lunes hay movimiento en los billares, puestos de comida, bares, discotecas e incluso en los salones de belleza. Según el DANE, Antioquia registró un PIB de 231 miles de millones de pesos en 2023, de los cuales Medellín aporta el 41.1%, con 66.4 miles de millones de pesos. El sector del comercio es el motor principal de la economía medellinense, con una presencia del 51.49% a nivel departamental en el producto interno bruto.
Buenos Aires, un barrio que comparte nombre con su comuna, la 9, no es ajeno a esta dinámica. Ubicado en la zona oriental de la ciudad, es atravesado por la calle 49, Ayacucho, la más larga de Medellín, que se extiende de oriente a occidente y alberga una gran cantidad de locales comerciales a lo largo de su recorrido. Esta calle, nombrada en honor a la batalla de Ayacucho, es recorrida por un tranvía que también lleva su nombre. De sus 9 estaciones, una se encuentra en el corazón del barrio y, por supuesto, también lleva el nombre de Buenos Aires.

El tranvía ya cumplió 8 años de haber sido inaugurado en el Barrio Buenos Aires. A una cuadra de esta vive Julián Ramírez con su mamá, Gloria Ramírez, y sus dos perros, Chavo y Freya. Julián nació y pasó casi toda su infancia en una de las grandes casas del barrio, esas que parecen sacadas de una película y que ahora son patrimonio cultural de la ciudad. Aunque era muy pequeño, recuerda claramente los puestos de comida, con sus sombrillas de colores que parecían sacadas de caricaturas de televisión. “La vida antes era muy parecida a la de ahora, por la vía donde está el tranvía todavía hay muchas de las tiendas de antes, puestos de comida, bares. En ese sentido, siento que sigue siendo bastante similar (…) tal vez lo que más ha cambiado es que hay menos puestos de comida, antes en cada metro había uno, aunque todavía se ven muchos”, comenta Julián recordando sus primeros años.
Julián y su mamá se fueron del barrio en 2011, por lo que no vivieron de cerca la construcción del sistema de transporte, ni la inauguración en 2016. Regresaron en 2018, y allí Julián pasó parte de su adolescencia, en medio del crecimiento comercial de la zona y la gran cantidad de gente que usaba el tranvía. Se volvieron a ir en 2020, pero como dice el dicho, "el buen hijo vuelve a casa", así que en 2022 regresaron a su cuna y desde entonces no se han movido ni para comprar ropa, por la cercanía al centro de la ciudad y al Centro Comercial La Central.
Aunque en Ayacucho no les hace falta nada: “Muchas tiendas han surgido a raíz de la construcción del tranvía, muchas personas han decidido abrir locales comerciales, tiendas, así que tenemos todo bastante cerca, no hay que ir muy lejos para conseguir insumos. No solo eso, con la construcción del tranvía han surgido más bares, restaurantes y todo tipo de locales para el entretenimiento. El comercio alrededor de esa vía ha crecido mucho”.
Tanto así, que, según una investigación de El Colombiano, en el tramo que va desde la carrera 32 hasta el sector de Las Mellizas, donde se encuentra la estación, los altos niveles de ruido y la acumulación de basura han preocupado a una parte de los habitantes del barrio. El programa Medellín Cómo Vamos resaltó que, en 2021, los registros nocturnos alcanzaron un promedio anual de 67,36 decibelios (dBA), cuando la norma solo permite 55 dBA. Y es que esta calle no solo está llena de salones de belleza, panaderías, heladerías, puestos de fritos, jugos y todo tipo de lugares para disfrutar durante el día, sino que también cuenta con bares, discotecas, restaurantes, puestos de granizados, mecatos y dulces que, gracias a las redes sociales, han atraído personas de toda la ciudad en los últimos años. Porque, a diferencia de zonas comerciales como la 70, Provenza, Laureles y el Parque de El Poblado, Buenos Aires aún conserva su esencia de barrio, de su gente, de Medellín.
Cerca de la estación del tranvía hay una gran variedad de bares y discotecas, las que más resuenan son Cosmopolitan y Varsity
“No suelen verse muchos extranjeros como en otras partes de la ciudad, aunque claro, sí llega una cantidad considerable de ellos. Se ve más gente de otros barrios, como Manrique, Castilla y en general del norte, atraídos principalmente por el ambiente nocturno. También las personas que viven cerca suelen pasar las noches por los alrededores del tranvía”. Según la Alcaldía de Medellín, entre enero y agosto de 2024, el Sistema de Inteligencia Turística reportó un crecimiento del 26 % en la llegada de turistas extranjeros a la ciudad, en comparación con el mismo período de 2023. Esto significa que Medellín recibió 1.192.623 pasajeros a través del punto migratorio del aeropuerto José María Córdova. Se ha vuelto parte del paisaje ver a extranjeros recorrer las calles de la ciudad, pero en esta zona es un poco diferente, al estar tan cerca del centro, sigue siendo un espacio de disfrute para la gente local.

Y no solo en la noche, también durante el día la calle 49 se convierte en protagonista, como si se tratara de un pueblo antioqueño. Es habitual ver en la mañana y en la tarde a muchas personas reunidas en las panaderías o en los puestos de fritos que colocan sillas para que la gente se siente y converse. Incluso los salones de belleza se transforman en espacios de encuentro, donde varias personas esperan afuera, sentadas y charlando entre sí. “El tranvía no ha separado a la gente, de hecho, ha reforzado esa unión en el barrio”, dice Julián con respecto a esto, “Yo siento que la gente se une bastante, porque cuando uno ingresa al tranvía en diferentes momentos del día, ve a mucha gente. También, en los alrededores del tranvía hay muchos locales, y uno siempre ve a las mismas personas, es una comunidad muy grande (…) el tranvía ha tenido un impacto muy positivo, tanto por la seguridad como por el comercio que ha traído a la zona”.

Algo habitual es ver una gran cantidad de motos en las aceras del barrio, esto se debe principalmente a la cantidad de personas que visitan los negocios aledaños.
Y aunque todo parezca color de rosas, el tranvía también ha traído problemas. Desde su inicio, hubo desplazamiento de 110 personas del barrio San Luis y otras 62 quedaron en viviendas que, según datos del Instituto Social de Vivienda y Hábitat de Medellín, se vieron afectadas por la construcción. Además, las imprudencias en la vía, que en 2023 registraron 137 incidentes, según el Metro de Medellín. Julián es consciente de esta situación: “El problema más grande que veo es que, generalmente, por las vías del tranvía transitan muchas motos, y eso provoca accidentes”. A pesar del disfrute diurno y nocturno que caracteriza a esta zona y del tejido comunitario que se construye, todavía persisten problemas como el ruido, la acumulación de basuras en el barrio y la seguridad de los peatones y otros en las vías del tranvía. Sin embargo, se ha convertido un espacio característico de Buenos Aires.
El tranvía, aunque fue reintroducido a la ciudad en 2016, se ha transformado en algo más que un medio de transporte, se ha convertido en un símbolo del barrio y de su gente. Finalmente, Julián cuenta: “Normalmente mi mamá sale en la mañana a las cafeterías y panaderías cercanas, también a comprar las cosas de la casa. Yo salgo en la mañana un rato con mis perritos. En la noche sí salgo mucho a los locales, a los lugares de comida y a los bares con mi mamá, mis amigos y mi pareja, algo que siento que es muy mío y me apropio de todos los espacios”.
